A este libro le debemos el nombre de nuestro club de lectura: Eva, mujeres leyendo mujeres; nos identificamos con la primera mujer de la historia del mundo. Un ser ávido por conocimiento, desbordada por interrogantes y dotada de una mente inquieta, siempre deseosa y dispuesta a encontrar las respuestas a sus preguntas.
Con todas las etiquetas y culpas colocadas sobre este personaje y todas aquellas que compartimos su género, me enorgullece saberme mujer; descendiente del ser que entendió existía algo más y tomó la decisión de descubrirlo. Me pregunto, si se nos culpa de haber comido del fruto prohibido y abrir la puerta del bien y el mal ¿Se nos reconoce también ser las precursoras de todo el conocimiento del que ahora gozamos y todo lo que disfrutamos como humanos?
Una historia que de forma sencilla emite planteamientos e interrogantes que seguramente todos, y especialmente las mujeres, nos hemos hecho por lo menos una vez en la vida. El regalo de la decisión y el castigo por tomar ese regalo ¿Tiene lógica?
Disfruté la frescura de la historia, la imaginación de la autora y la forma casi poética que utiliza para describir cada uno de los descubrimientos físicos y emocionales de la primera pareja existente en el mundo.
Me llevó a leer otros libros y a investigar; para mi, esa es la mejor de las señales para valorar las lecturas.