El mundo de Mariana Enriquez no tiene por qué ser el nuestro, y, sin embargo, lo termina siendo. Bastan pocas frases para pisarlo, respirarlo y no olvidarlo gracias a una viveza emocional insólita. Con la cotidianidad hecha pesadilla, el lector se despierta abatido, perturbado por historias e imágenes que jamás conseguirá sacarse de la cabeza.
Es más que una habilidad lo que esta escritora tiene. Es toda una maestra de la extrañeza cotidiana y desvío de la norma, ni siquiera la incluyo en el terror puro. Varios la han comparado con Lovecraft. Jamás, haría tal cosa. Ella ha hecho brotar todo un nuevo género inclasificable por ahora. Golpea a cualquier clásico del terror o argentino, se pasea en Stephen King y es que ella retrata terror, surrealismo para muchos, pero realidad latinoamericana para todos nosotros. Escarba en la pobreza, la mezcla con magia y escupe fuego que nos hace arder.
Stephanie.