..que una mujer debe tener dinero propio y una habitación propia para poder escribir novelas.
Una habitación propia es quizás uno de los primeros y más famosos ensayos referentes a la identidad femenina y las relaciones de la mujer con el arte y la literatura.
A través de su peculiar narrativa que simula un monólogo interior, Virginia Woolf, nos lleva en este libro a reflexiones profundas sobre la condición social de la mujer; que aún cuando se escriben en 1928 permanecen actuales hasta nuestros tiempos.
En el relato, Woolf nos lleva a imaginar a Judith, la hermana de Shakespeare, tan maravillosamente dotada como el autor pero sentenciada por una sociedad que le niega a las mujeres actividades artísticas, y que finalmente se suicida, porque como expresa Virginia: “¿quien puede medir el calor y la violencia de un corazón poeta apresado y embrollado en un cuerpo de mujer?”.
Una lectura irreverente que toca temas variados e incluso de forma repetida, que no pretende ser “un discurso…de verdad pura”, pero nos permite meditar acerca de la libertad intelectual de los seres humanos. De las condiciones mínimas para llevar a cabo actividades creativas y que en muchas ocasiones se ven limitadas por las juicios y normas sociales establecidos con anterioridad a ciertos grupos, en este caso, las mujeres.
Un libro, a mi parecer, indispensable para las mujeres, como un ejercicio de reflexión personal profunda, y para los hombres que comparten muchas de las necesidades de emancipación pero que no siempre son expresadas.
Un ejemplar pionero de movimientos femeninos, liberador e identificador en la tercera década de mi vida, pero que debió haber sido hallado 15 años antes.
Por: Lu.