La tarde fría y lluviosa del 17 de octubre conocimos a Yolanda Colom y charlamos con ella sobre su vida y su libro Mujeres en la Alborada. Yolanda es una mujer que tiene muchas historias que contar; de acuerdo a Lu, el tiempo deja de existir porque sus palabras te hipnotizan y van quedando grabadas en el alma.
La mayor parte de nuestra reunión escuchamos sobre su vida antes del libro y sobre cómo empezó su militancia. Es y ha sido desde la infancia una mujer con vocación de servicio, una líder a la que muchos buscan y en quien confían. Sus mayores influencias en su niñez y juventud fue su padre a quien recuerda con mucho cariño contándonos sobre sus enseñanzas para no tener miedo, no incitar peleas y defenderse de las agresiones; su otra gran influencia fue su educación católica y fue en el magisterio en donde sobresalió como líder estudiantil. Dentro de sus experiencias sobresale su trabajo voluntario, su sensibilidad al sufrimiento de las otras personas, su cuestionamiento del por qué no todos tienen las mismas oportunidades y su responsabilidad a ser consecuente con ella misma a través de la reflexión y la toma de decisiones.
Yolanda recalca la importancia que tuvo la lectura en su vida, pues sin cursar programas formales educativos, su educación ha consistido en leer muchísimo y asistir como oyente a las clases que le llamaban la atención con los catedráticos que prefería.
Hay que leer de todo para rebatir las ideas de los opositores, hay que leer a todo gran pensador.
La motivación de Yolanda por escribir Mujeres en la Alborada nace al querer desmitificar que lo más importante en la revolución es la violencia, las vidas perdidas a costa de las armas y el conflicto. Siendo militante percibió que muchos se interesaban por este tema y no por los avances que la revolución iba dando en cuanto a las personas. Contar el trabajo de hormiga que la militancia requiere para los momentos heroicos fue uno de sus intereses cuando decidió compartirnos su valiosísimo testimonio. Como enseñanzas de su militancia y su vida, nos explica que en la vida no todo es blanco o negro, la vida son procesos complejos, personales y colectivos. Tomar las armas y matar es una de las cosas más difíciles que les tocaba hacer en el conflicto; a través de la historia se evidencia que las luchas sociales terminan en violencia, la cual es iniciada por los grupos con poder para seguir oprimiendo a los grupos que están abajo.
Yolanda nos explica que las personas tienen defectos y cualidades, no es cuestión de buscar la perfección sino a las personas con las que harás la lucha por una causa. Cuando se habla de un proceso revolucionario es porque se está aspirando a la revolución, no por que la revolución exista ya. Los procesos revolucionarios son productos socio políticos que implican procesos educativos; las personas son dinámicas no estáticas y van forjando su formación para construir la revolución, la cual surge de la practica, del estudio, de la lectura, de la reflexión, de conocer a otros dirigentes en otros ámbitos. La revolución requiere forjar la practica política, social y cívica en la reflexión.
La lucha es por la dignidad, no por ganar una guerra.
Yolanda con sus historias nos deja una marca en el corazón, un llamado a la reflexión sobre nuestro espíritu de servicio y ser sensibles al sufrimiento de las personas. A querer construir un mundo mejor, para una, para todos.
Agradecemos a Yolanda haber aceptado nuestra invitación y la hermosa tertulia que nos concedió. Sus palabras las guardamos y son importantes para esta colectiva.
