El sábado pasado hemos compartido una tarde en la acogedora sala de Lidia, con tintes de mitología, psicología, reflexión, vida misma y por qué no… tintes de vino tinto entre mujeres. El motivo de nuestra reunión fue hablar sobre “Las diosas de cada mujer” de la autora Jean Shinoda Bolen, escritora, psiquiatra y feminista (en lo personal me ha dejado encantada e invitada a leer más de sus libros). En el libro describe siete arquetipos femeninos según las diosas del Olimpo: Las diosas vírgenes o no vulnerables: Artemisa (diosa de la caza y de la luna), Atenea (diosa de la sabiduría) y Hestia (diosa del hogar); las diosas vulnerables: Hera (esposa), Demeter (madre), Perséfone (hija) y la diosa alquímica: Afrodita ( amor y belleza); cada una con sus defectos, virtudes, tendencias e intereses.
Su lectura es una experiencia de reconocimiento de una misma y de las mujeres que nos rodean, esto nos permite comprender tantas preguntas que nos hacemos a nosotras mismas: ¿Por qué tomé esa decisión, si no es lo que yo quiero? ¿Seré demasiado protectora? ¿Por qué no me gusta estar sola? o bien, ¿Será normal sentirme bien sola? ¿Por qué lo que parece sencillo y aceptable para otras, no lo es para mí? ¿Por qué mi madre / hija, suegra/nuera, hermana, amiga son como son?
La riqueza de la tarde consistió en la apertura y sinceridad con que cada Eva compartió sus manzanas (diosas dominantes) y sus experiencias de vida influidas por las características de las diosas; escuchamos sin prejuicio a cada una de nosotras, lo que nos permite conocernos genuinamente y valorar estos espacios que vamos construyendo; pues pareciera que dentro de esta sociedad y sus rutinas pocas veces nos permitimos sin recelo sincerarnos y ser completamente auténticas, rompiendo con lo tradicionalmente aceptado por nuestra sociedad.
Escuchándonos hemos reconocido entre nosotras a quiénes nos parecemos y de quiénes podemos aprender para cultivar las diosas que creemos nos hacen falta en nuestra vida; y esto es fundamental en nuestro círculo de mujeres, pues nos cohesiona partiendo de lo que tenemos en común hacia lo que queremos tener y que otras ya tienen.
Este libro trascendió en cada una de nosotras de forma personal y colectiva, coincidiendo en algo: cada mujer es única, y sólo ella misma es quién puede invocar a la diosa o diosas que decida en cada acontecer a lo largo de su vida.
Velia