Habitación propia,  Lu

Feminista en construcción

Hace algunos años que me he identificado como feminista. Y aunque a veces es complicado explicar como algunas situaciones de mi vida cotidiana cuadran en ese modelo ideológico, debo confesar que cada día me convenzo más de llamarme a mi misma feminista.

No soy ni la sombra de la feminista que algún día imagine, de hecho en mi mente veía una falsa figura de esa mujer hippie que manifiesta en las calles por los derechos de la otras y que constantemente se opone a las ideas de los hombres con violencia.

Sin embargo la vida me ha enseñado que la trinchera esta en la casa, en la oficina o en la calle mientras haces tu rutina diaria. Por ejemplo, cuando como mujer debes combinar aspectos laborales y familiares, dándote cuenta que caminar hacia adelante es más complicado cuando se vive en una sociedad patriarcal llena de prejuicios que limitan la libertad
En ese momento sabes que hay mucho que reconstruir.

¡Que difícil es caminar contra la inercia! La inercia de esas ideas retrógradas que aún flotan en nuestra sociedad:
“ese es trabajo para un hombre”, ” ¿y quién cuida a los niños?”, “si lo descuidas, se buscará otra”, “tu vida puede esperar, tus hijos no”, etcétera, etcétera, etcétera.

Hoy amanecí cansada, físicamente agotada de las mil actividades que me esperan pero particularmente frustrada de no poder cumplir con las expectativas que la sociedad requiere de mí. Y al hacer la lista de las prioridades me doy cuenta que muchas de las cosas que “debo” de hacer son para cuadrar y limitan mis verdaderos anhelos.

Soy feminista y la lucha más fuerte para ser libre ha sido conmigo misma, con la construcción machista que llevo dentro, esa muralla que derrotó cada mañana al tomar una decisión consiente sobre mi cuerpo y sobre mis actos.

Cada vez que me cansó y dejo que la inercia me lleve me alejo de mi meta y la conciencia me lo recuerda. Mi esperanza es algún día nadar sin miedo y quizás mi hija fluya mejor hacia la libertad.

Soy feminista, soy feminista repito en medio de la desesperación. En construcción, me recuerda mi conciencia.

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